Una casa será fuerte e indestructible cuando esté sostenida por estas cuatro columnas: padre valiente, madre prudente, hijo obediente, hermano complaciente.
A Floating and Beautiful Chinese Dizi Song. Chinese traditional music. Bamboo flute. Musical Moments
A Floating and Beautiful Chinese Dizi Song. Chinese traditional music. Bamboo flute. Musical MomentsDesde el pescante latiga , la mano grita. FANNY JEM WONG
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[China música] Eternal Love OST – 凉凉(liangliang) l ERHU cover by LUYIFEI
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Revista Peruana De Literatura (Edición especial) PALABRA EN LIBERTAD N° 196. Año 20. Poemario “HAIKUS”. Lima, Ediciones, Amantes del País 2018. 79. págs. Depósito Legal Biblioteca Nacional del Perú: REG Nº 1998/2005
Los mejores libros del 2019 Ricardo González Vigil Crítico de libros
WONG M, Fanny Jem (2022). “Retazos Amarillos” y “El Piano Negro” Gaviota Azul Editores. Lima. 48 págs. Depósito Legal Biblioteca Nacional del Perú: REG Nº2022-12294RICARDO GONZÁLEZ VIGIL Y FANNY JEM WONG EN EL CLUB SOCIAL MIRAFLORES
Las montañas se doblan ante tamaña pena Y el gigantesco río queda inerte. Pero fuertes cerrojos tiene la condena, Detrás de ellos sólo «mazmorras de la trena» Y una melancolía que es la muerte.
Para quién sopla la brisa ligera, Para quién es el deleite del ocaso – Nosotras no sabemos, las mismas por doquiera, Sólo oímos el odioso chirriar de llaves carceleras Y del soldado el pesado paso.
Nos levantamos como para la misa de madrugada, Caminábamos por la ciudad incierta, Para encontrar una a la otra, muerta, inanimada, Bajo el sol o la niebla del Neva más cerrada, Mas la esperanza a lo lejos canta cierta…
La sentencia… y las lágrimas brotan de repente, Ya de todo separada, Como arrancan la vida al corazón, dolorosamente, Como si hacia atrás la derribaran brutalmente, Pero marcha… vacila… aislada…
¿Dónde están ahora aquellas compañeras del azar, De mis años de infierno desnudo? ¿En la borrasca siberiana cuál es su soñar, Qué imaginan en el círculo lunar? A vosotras os envío mi adiós y mi saludo
Traducción de Jorge Bustamante García
El poetapor Anna Ajmátova
El poetapor Anna Ajmátova
Piensas que esto trabajo, esta vida despreocupada Escuchar a la música algo y decirlo tuyo como si nada. Y el ajeno scherzo juguetón meterlo en versos mañosos Jurar que el pobre corazón gime en campos luminosos. Y escucharle al bosque alguna cosa y a los pinos taciturnos ver Mientras la cortina brumosa de niebla se alza por doquier. Tomo lejos o a mi vera, sin sentir culpa a mi turno Un poco de la vida artera y el resto al silencio nocturno.
Traducción de Rafael Alberti
Estamos tan intoxicados uno del otro por Anna Ajmátova
Estamos tan intoxicados uno del otro por Anna Ajmátova
Estamos tan intoxicados uno del otro Que de improviso podríamos naufragar, Este paraíso incomparable Podría convertirse en terrible afección. Todo se ha aproximado al crimen Dios nos ha de perdonar A pesar de la paciencia infinita Los caminos prohibidos se han cruzado. Llevamos el paraíso como una cadena bendita Miramos en él, como en un aljibe insondable, Más profundo que los libros admirables Que surgen de pronto y lo contienen todo.
Traducción de Jorge Bustamante García
La musapor Anna Ajmátova
La musapor Anna Ajmátova
Cuando en la noche oscura espero su llegada, Se me antoja que todo pende de un hilo. ¿Qué valen los honores, la libertad incluso, cuando ella acude presta y toca el caramillo? Mira, ¡ahí viene! Ella se echa a un lado el velo Y se me queda mirando larga y fijamente. Yo digo: «¿Has sido tú la que le dictó a Dante las páginas sobre el infierno?» Y ella responde: «Yo soy aquella.»
Traducción de María Teresa León
Para muchospor Anna Ajmátova
Soy vuestra voz, calor de vuestro aliento, El reflejo de todos vuestros rostros, Es inútil el batir del ala inútil: Estaré con vosotros hasta el mismo final.
Y por eso me amáis ávidamente, Con todos mis pecados y flaquezas, Y por eso me entregasteis sin mirar Al mejor de todos vuestros hijos, Y por eso no me preguntasteis Por ese hijo ni una sola vez, Y llenásteis con el humo de alabanzas Mi casa ya vacía para siempre. Y dicen que más estrechamente ya no es posible unirse Y que más irreversiblemente ya no se puede amar… Como la sombra quiere separarse del cuerpo, Como la carne quiere separarse del alma, Así deseo yo que me olvidéis vosotros.
Doris Moromisato Miasato es poeta, narradora, ensayista, investigadora y gestora cultural peruana.
Escena de familia /con mujer adentro por Doris Moromisato
Escena de familia /con mujer adentro por Doris Moromisato Miasato
Desvistes tu cuerpo palpas en silencio el origen de tus pechos, no te detiene el ruido de sus voces avanzas sigilosa hacia la punta de tu miedo. Tu familia cena esta noche la misma rutina, trafica en la mesa los escombros de un día deshecho Tú bajas hacia tu vientre caliente que te espera como un negro pájaro la noche se instala en tu pubis aletea y empieza a llover sobre tus muslos Tu padre, ruidosamente, traga la sopa y eructa tu madre se queja y hace lo mismo tus hermanos se miran y la imitan Tú te dejas caer sobre tu nuca mansa, te abandonas al placer de tus orillas Una boca escupe sobre el piso Tu boca se abre lentamente Otra boca lanza groserías Gimes, no te explicas Alguien arrastra los pies y sale a la calle Dentro de ti otra tiembla cuando tiemblas rehace el perfil de tu cintura por la curva de tus nalgas se resbala Tu padre derrama el vino sobre la mesa Tú te derramas en un suspiro Maldice a tu madre, tira la puerta y se marcha, tu madre limpia y se llena de grasa Tú, de rocío Recoge los viejos trastos y su viejo destino Tú aprendes a amarte con ésa que te imita Tu madre llama, se enfría la sopa Abres la puerta, miras a la mesa y del triste cajón de tus quince años extraes una sonrisa.
Doris Moromisato Miasato
Es poeta, narradora, ensayista, investigadora y gestora cultural peruana. Hija de inmigrantes japoneses de Okinawa. Es egresada de Derecho y Ciencias Políticas por la Universidad Nacional Mayor de San Marcos. Fue Directora Cultural de la Cámara Peruana del Libro durante 11 años. Wikipedia
un odio inextinguible a quienes por amor al dinero
traen abajo a la civilización.
MARCO MARTOS (Piura, Perú, 1942). Poeta. Ha publicado veinticinco libros de poesía y ha merecido diferentes distinciones, entre ellas el Premio Nacional de Poesía del Perú. Poemas o libros suyos han sido traducidos al inglés, francés, alemán, portugués, italiano, griego, húngaro y chino. Entre sus libros figuran: Casa nuestra (1965), Cuaderno de quejas y contentamientos (1969), Donde no se ama (1974), Carpe diem (1979), El silbo de los aires amorosos (1981), Cabellera de Berenice (1990), Leve reino (1996), El mar de las tinieblas (1999), Sílabas de la música (2002), Jaque perpetuo (2003), Dondoneo (2004), Aunque es de noche (2006), Dante y Virgilio iban oscuros en la profunda noche (2008), En las arenas de Homero (2010), El vidrio es un líquido, tus ojos son de agua (2010), Vespertilio (2012), Biblioteca del mar (2012), Vértigo (2013), Viento del Perú (2013), Caligrafía china (2014), Máscaras de Roma (2015), Libro de animales (2016), El espíritu de los ríos (2017), El piano negro (2018), La novia del viento (2019), Piura, espejismo de eternidad (2019). En 2012 publicó toda su poesía hasta ese año bajo el título de Poesía junta. Actualmente es presidente de la Academia Peruana de la Lengua y profesor principal de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos en la Facultad de Letras y Ciencias Humanas.
PUBLICACIONES DE MARCO MARTOS
LIBROS DE MARCO MARTOSLIBROS, DE MARCO MARTOSBIBLIOTECA DEL MAR DE MARCO MARTOSCABELLERA DE BERENICE DE MARCO MARTOSCALIGRAFÍA CHINA DE MARCO MARTOSCARPE DIEM DE MARCO MARTOSCASA NUESTRA DE DE MARCO MARTOSCÉSAR VALLEJO TRILCE DE DE MARCO MARTOSCUADERNO DE QUEJAS DEDE MARCO MARTOSEL ESPÍRITU DE LOS RIOS DE MARCO MARTOSEL MONJE DE PRAGA DE MARCO MARTOSJUAN EL CUY DE LAS MONTAÑAS DE MARCO MARTOSLA NOVIA DEL VIENTO DE MARCO MARTOSLEVE REINO DE MARCO MARTOSLIBRO DE LOS ANIMALES DE MARCO MARTOSMÁSCARAS DE ROMA DE MARCO MARTOSMUSAS DEL CELULOIDE DE MARCO MARTOSVESPERTINO DE MARCO MARTOSVIENTO DEL PERÚ DE MARCO MARTOS
Libros de Carlos Zúñiga Segura, poeta y escritor peruano.
SANDALIAS DE ESPUMA POR CARLOS ZUÑIGA SEGURA
SANDALIAS DE ESPUMA POR CARLOS ZUÑIGA SEGURA
El silencio crece conforme avanza la bruma. Pienso que alguien me visita, pero calla. Abro el corazón, mi voz se incorpora entre fisuras y el vértigo cotidiano.
En estos tiempos el día y la noche son idénticos. Basta agitar sus alas, soltar sus esporas, danzar como ángel o demonio, descubrir la suerte que nos aguarda en alguna oquedad o donde la utopía se expande en nocturna obstinación.
Todo se enlaza en altas mareas. La ciudad trajina con sus dardos y destroza arboladuras. Sólo la sangre aviva lumbres que nos pertenecen aún para tiempos que migren sin estrellas.
CARLOS ZUÑIGA SEGURA, ESCRITOR PERUANO , PREMIO «PALABRA EN LIBERTAD»
CARLOS ZUÑIGA SEGURA
Nació el 19 de junio de 1942, en la provincia de Tayacaja (Huancavelica), donde realizó estudios escolares de secundaria. Formó parte del grupo Poetas Mágicos, junto a escritores peruanos como César Toro Montalvo, Omar Aramayo y Roger Contreras, quienes realizaron un concilio en 1970 en Jauja, Junín.
Carlos Zúñiga Segura obtuvo el Primer Premio de los Juegos Florales “Abraham Valdelomar” de la Municipalidad de Ica; Mención Honorífica en la VIII Bienal Internacional de Poesía, Chile 1997. Ostenta numerosas distinciones de instituciones nacionales e internacionales: Académico Benemérito del Centro Cultural, Literario y Artístico de O Journal de Felgueiras, Portugal; Miembro Honorario del Grupo Literario “Lumbre” de Chile; Reconocimiento Institucional a la Creatividad otorgado por la Biblioteca Nacional del Perú, 2001; Máxima Condecoración Municipal “Félix Dibós” por la Municipalidad de Magdalena del Mar; Hijo Predilecto de Tayacaja otorgado por la Municipalidad de Tayacaja, 2009.
Es fundador y director de la revista de poesía La Manzana Mordida y de las Ediciones Capulí, ambas fundadas el 23 de septiembre de 1975. Ha participado en conferencias y recitales en los principales centros culturales del Perú y en las repúblicas de Ecuador, Colombia, Alemania y Cuba. Parte de su obra poética ha sido traducida a diversos idiomas. Actualmente realiza actividades culturales en el distrito limeño de Magdalena del Mar, lugar donde reside.
La noche nos inventa. Sus amantes, somos sus preferidos amantes. Oye cómo crece su inmenso pulso derramado. Aprisiona su informe aroma.
¿Duermes?
Soñamos juntos al labio del abismo.
La noche nos inventa. Yo te tengo, ámbar toda. Tú cortas de mi sangre las amapolas más lejanas. Bajo la apasionada luna de tus sienes advierto que la noche entra en nosotros, se enardece lo mismo que yo.
¿Sueñas?
Despiertos, sobre el mundo navegamos. La noche nos inventa. Va naciendo de este extremado limbo compartido una rosa que embriaga como el jugo difuso de la muerte. ¡Acude! ¡SálvameI Salva este eterno instante, de las sombras detén este latido final.
¿Vives?
Muertos de amor, un lirio nos conduce.
JUAN REJANO ( España, 1903 – 1976 )
Nocturno*
Nocturno*
…pero si dejo de soñar quién nos abriga entonces. E. Diego
Duermes calmo tu pecho sube y baja
flotamos rodeados por el aire cálido que exhalas amor sobre tu cuerpo y el mío
es el Nilo una línea oscura
un hilo de agua ondulada en silencio llega hasta tu alma
murmuras y es de noche en tus sueños: el agua quieta de un lago helado
es de noche y es invierno no hay nadie en este sueño
el dolor es un punto que arde en el fondo de tus ojos
un nudo frío y rojo
BLANCA STREPPONI
( Argentina, 1952 )
Nocturno de tu boca
Nocturno de tu boca
Hay lunas en la sombra que vienen del silencio. Lunas de sólo sed que me celan besándome. Lunas que el espejismo de vivir me dejaron para siempre empapado de verdades tan húmedas, y tan fieras, como la antigua sombra del cuerpo sobre el cuerpo en los ríos de la gloria.
Ven y dame la luna-profecía de tu boca. Su humedad tan secreta que la vida la sueña.
Su pulpa bendecida por todas las campanas del ayer.
Ah, tu boca, lentísima como el tiempo en las horas primeras del olvido. Bajando a las raíces como buscando lluvias, subiendo a los dinteles del día enarbolado por la mano del día.
Entre todas las lunas -espejos de las vidas- las lunas que un instante de niebla son verdad porque el beso las finge para siempre perfectas.
Entre todas las lunas que en la noche se mecen, agoreras, voladas y anunciando su lenta pasión contra el olvido.
Entre todas las lunas, yo prefiero y escojo, aquí junto a los mares que me ignoran soñándome; yo prefiero la luna de espejos infinitos de tu boca y tu boca enfrentando la copa del olvido del mundo.
Que besar es un viejo ejercicio de asombros, que heredamos de todas, tantas fugas vividas… Y tú besas. Tu boca besando dice «dime la verdad vencedora de los besos del tiempo».
LAUREANO ALBÁN
( Costa Rica, 1942 )
Nuestro amor
Nuestro amor
Nuestro amor no está en nuestros respectivos y castos genitales, nuestro amor tampoco en nuestra boca, ni en las manos: todo nuestro amor guárdase con pálpito bajo la sangre pura de los ojos. Mi amor, tu amor esperan que la muerte se robe los huesos, el diente y la uña, esperan que en el valle solamente tus ojos y mis ojos queden juntos, mirándose ya fuera de sus órbitas, más bien como dos astros, como uno.
CARLOS GERMÁN BELLI
( Perú, 1927 )
Orgullo
Orgullo
De un día para otro tu seno estacionado -remanso con hoyuelo- ha empezado a crecer. Cien veces me ha sufrido tu pudor agraviado, y todavía, amiga, no lo puedo creer.
Ruidoso como un niño, mi buen humor contrasta con tu recogimiento de tímida perdiz; y, con el tono triste de tu reserva casta ruidosa como un niña, mi palabra feliz.
Así mientras me pides con humilde protesta para el secreto mutuo mayor intimidad, yo quisiera vestirme con mi traje de fiesta y salir a contarlo por toda la ciudad.
JOSÉ PEDRONI
( Argentino, 1899 – 1968 )
Plenilunio
Plenilunio A América Lugo
Por la verde alameda, silenciosos, íbamos ella y yo, la luna tras los montes ascendía, y en la fronda cantaba el ruiseñor. Y le dije… No sé lo que le dijo mi temblorosa voz… En el éter detúvose la luna, interrumpió su canto el ruiseñor, y la amada gentil, turbada y muda, al cielo interrogó. ¿Sabéis de esas preguntas misteriosas que una respuesta son ? Guarda, ¡oh, luna, el secreto de mi alma; cállalo, ruiseñor!
FABIO FIALLO
( República Dominicana, 1866 – 1942 )
Poema III
Poema III
Vuelvo en alas rompiendo las mareas a calcinar mi espuma ante tu orilla. Siendo mi pan el rayo y la tormenta voy descalza en la rosa primitiva.
¿Qué fuerza, hombre, y qué misterio tiene la sangre que te asoma en luz ungida? ¿Qué ardor potente pulsando en tus sienes me desviste de angustia en la caricia?
Se yergue un semidiós en tu pupila cuando empuñas la brújula del sueño; y en tu ola ya extasiada y florecida me desatas los buitres de los huesos.
Te asisten la violeta y la serpiente plegadas en tu sexo y tu guarismo. Por ti, la piedra en nardo se me vuelve; por ti muero en la luz y resucito.
Por ti quemo mis brujas sentenciales y en rosa y ponzoña me unjo los pies. Santiguo mis senos con miel y caimanes y en sesgo de sombras aborto la ley.
MARTHA DE ARÉVALO ( Uruguay )
Poema de tu cuerpo
Poema de tu cuerpo
Como una hormiga de plata mi voz va recorriendo, lentamente, hoy que ya no te veo, el nardo luminoso de tu cuerpo… Mi voz, que soy yo mismo en la presencia de todas las distancias de tu carne sonora, que como flor y como seda gime cuando mi boca se preludia en besos en la brasa anhelante de tus labios, clavel sangrando en ríos de esperanza que disuelven la menta del deseo. En el seno de sombras de esta noche de otoño repaso la geometría de tu cuerpo, hecha de selva y de marfil, de brisa que se detiene y toma una forma intangible para cantar en brazos y cabello la sinfonía germinal de un sueño fundido en el crisol de alguna estrella, ¡tan alta y tan lejana, que sólo en ti se realizó el milagro y que no vuelve a realizarse nunca! ¡Así, toda desnuda, como tu ausencia y tu presencia juntas en tus senos votivos, vigilantes de mi angustia que busca en cada ofrenda el relámpago vivo de tu carne que estalla en mí para beber mi aliento! Entonces, sólo entonces, tus pestañas me impiden ver tus ojos, pero sin darme cuenta de que en ellos he naufragado íntegro y que no queda del naufragio sino el despojo de mis alas muertas sobre la arena fría de una playa sin olas y desierta. Tú no te entregas nunca: tu fatiga es tuya solamente; la disfrutas muy adentro de ti, como la vida, no sales del botón de la promesa; cuando te das, te quedas en ti misma, como la nube que, si se hila en agua para caer sobre la tierra entera, es para levantarse de nuevo y nuevamente ser agua y nube en el vellón viajero. Hay islas en tu cuerpo: las recuerdo una por una y todas forman el archipiélago de mis besos que viven de estar en ti presentes o de quemarse en mí para ser tuyos y modelarte a su contacto en el molde sediento de la palabra mía. Pensar que tú eres mía, creer que tú eres mía, saber que tú eres mía y sentir que lo eres, como es mía la voz que te acaricia, como es mía esta sombra que me grita que es alma para verte. ¡Ah, cómo pudiera ser mar para quedarme en la sirena de tu cuerpo! Ser ola y sal para beber tu cuerpo! ¡Y cómo estoy en ti sin que me veas, hecho beso y caricia trashumantes en la selva de voces de tu carne, y en tu alma la nota de silencio! ¡Oh, lágrimas lloradas en infinitas noches de angustia de tu cuerpo, como ésta de otoño en que yo siento que te quedas tallada en mi cerebro en actitud de mármol, sin sangre, sin palabras, presente en el dolor de la distancia, quieta en la piedra de mi propio llanto! Pero al tender los brazos tan cansados se me escapa como el aliento en que se va la vida y como luz que adentro se me apaga.
RICARDO LÓPEZ MÉNDEZ ( México, 1903 – 1989 )
Poema de tus manos
Poema de tus manos
Tus manos son dos nardos que mi boca ensortija de besos. en tus manos, transformose el manojo de mis penas en manojos de cantos.
Cuando acarician mi cabeza negra hay en mi frente pensamientos blancos.
Surgieron en el mar de mi agonía y se tendieron a mi sueño náufrago.
Y no son manos consteladas -iris de zafiros, diamantes y topacios-: son manos que adornaron las virtudes con las ásperas joyas del trabajo.
JESÚS ORTA RUIZ ( Cuba, 1922 )
Potra de los cuatro vientos
Potra de los cuatro vientos
Muéstrate desnuda ahora, que están erectos tus senos y tienen sus altas combas suavidad de terciopelo, y saben a frutas rojas tus labios color de sueño, y tu vientre es una ofrenda de los más dulces venenos, donde florece la felpa en un triángulo perfecto. Muéstrate desnuda ahora, ¡potra de los cuatro vientos!
ÁNGEL FACAL ( Uruguay, 1901 – 19..? )
Premonición
Premonición
…Y sin saber que nos llegó el momento, nos quedaremos solos… Habrá como un silencio tan hondo, que las almas palpitarán de miedo… Lentamente mi mano irá a la tuya, y en mis ojos fulgirán tus radiantes ojos negros… Cruzarán los instantes, por milagro… En el cielo se fugará una estrella, dejando en su partida una rúbrica audaz… y el azulejo, pobre pájaro mudo que no supo de trinos, gorjeará mil arpegios… …Después, en el misterio de la noche feliz, con suavidad de arrullo, dirás trémula: -Sí…
ERNESTO FERNÁNDEZ ARRONDO
( Cuba, 1897 – 19..? )
Primavera en Eaton Hastings
Primavera en Eaton Hastings
Porque te siento lejos y tu ausencia habita mis desiertas soledades, qué profunda esta tarde derramada sobre los verdes campos inmortales.
Ya el Invierno dejó su piel antigua en las ramas recientes de los árboles y avanza a saltos cortos por el prado la Primavera de delgado talle.
Por el silencio de pendiente lenta rueda la brisa en tácito oleaje y apunta la violeta su murmuIlo al pie del roble y de la encina grave.
En las aguas inmóviles del lago anclan nubes y luces vesperales y tiende el bosque sus flexibles redes al vuelo prodigioso de tu imagen.
El sol azul con cuidadosas manos rayos y brumas teje en noble arte hasta dejar de tu color, amada, la piel inmaculada de la tarde.
Te miro recostada sobre el césped, agua verde y verdor claro tu carne, tu rumoroso pelo embravecido y el bosque de tu risa palpitante.
Alrededor de tus tobillos breves ciñe la luz minúsculos collares y abrazan a tus brazos poderosos los tallos y las ramas verde antes.
Pulsan las finas cuerdas del silencio tus voces y los pájaros locuaces; el cielo en plenitud abre sus venas de calurosa y colorada sangre.
¡Y alza mi corazón su pesadumbre como un nido de sombras un gigante!
PEDRO GARFIAS
( España, 1894 – 1967 )
Realidad
Realidad
La verdad de este cuerpo mi más honda verdad.
Invadirlo, apresarlo, hasta sentir su carne prolongada en la mía, integrada en mi sangre, y sentir por la suya esa lava ya fría del ardor del placer.
Hasta su sexo llego como aquellos amantes que ante un cuerpo desnudos oficiaban con fervor y belleza sabiéndose partícipes de Pan y de Afrodita. Sobre la tierra inhóspita, bajo el cielo callado y los dioses ausentes, avanzo por sus valles, laderas, promontorios, y en el instante exacto del gemido asalto, rompo, ocupo la cueva misteriosa, el cálido refugio donde morar silente.
Ya rendidos, y fríos, y exhaustos, los cuerpos se separan, sus poderes se anulan: una tregua se abre sobre los blancos lienzos.
Hasta que una mano furtiva se desliza por la piel tan surcada, las piernas se entrelazan, la carne, enmudecida, recupera sus voces, y el sexo, cual un mar saliendo de su calma, se levanta y avanza: hacia el cuerpo que amo y que a mi lado yace.
Hermosa realidad que devoro insaciable.
EMILIO MIRÓ
( España, 1942 )
Recuéstate en el cojín de mi ternura…
Recuéstate en el cojín de mi ternura…
Recuéstate en el cojín de mi ternura, mujer copiada de dolor y rosas, y dame de tus avispas armoniosas el azúcar de ayer en agua pura.
Aquí donde un silencio de frescura se palpa en mi regazo cuando posas, aterriza el amor en mariposas tomando de aeropuerto tu figura.
No cambio ser ladrón de tu hermosura, en este mundo de tan feas cosas, y explotar tu belleza con usura.
Traslada las avispas armoniosas del panal de tu piel a la espesura del bosque de mis manos silenciosas.
ALFREDO SANCHO
( Costa Rica, 1924 )
SELECCIÓN DE POESÍA SENSUAL 6
Reloj de arena
Hace un siglo amé a un hombre y podía sentir su olor lamiendo mis entrañas, el universo revelado ante mí en el borde de su camisa -botón por botón caían los misterios del profundo oráculo- mi destino trazado en su torso.
Hoy descanso en su cuerpo con la cotidianeidad de los sueños perdidos.
Hace un siglo amé a un hombre pero he perdido el rastro de su piel el sello de su boca, aquella cicatriz tan cercana a mi ombligo. Un dolor incoloro se afirma entre mis lágrimas, ya no es más ese monstruo que me tragaba adentro.
Es cierto que amé a un hombre pero hoy sus huellas ya no existen ni siquiera en el persistente agujero de mi almohada.
ADRIANA ORTEGA ORTIZ
( México, 1966 )
SELECCIÓN DE POESÍA SENSUAL 6
Retrato
Estaba allí, perfecta, bella, sin sombra en las pupilas verdes. El oro, de corona; el transparente nácar, de túnica; la sonrisa, de aureola. Bella, perfecta, en pura geometría de mármol y caricia del sol último. ¿Qué pensamiento, bajo la amplia frente? ¿Qué beso al borde de los labios? ¿Qué imagen, tras los ojos detenidos en una mariposa del espacio? Allí, perfecta, bella. Entre los dedos, un alma de paloma, muerta, luchando por entrarse hasta su sangre, y anidar, otra vez, bajo su seno. En torno, el ángel de la música se iba, en ocaso, el mar, desvaneciendo.
EUGENIO FLORIT
( Cuba, 1903 – 1989 )
SELECCIÓN DE POESÍA SENSUAL 6
Se amaban
Se amaban. En la oscuridad sus cuerpos parecían fantasmas. Se amaban y en el cual1to sus vestidos vacíos eran como los árboles desnudos del jardín en un día de niebla. Pero ellos se amaban. Habían encendido un cigarrillo y fumaban los dos, cuidando siempre de colocar los labios en el hueco que dejaban los labios, así como besándose. Procuraban que nada separase sus cuerpos. No hacía falta hablar. Lo habían dicho todo. Sólo los ojos parpadeaban a veces sin luz, buscando los contornos del otro cuerpo amado. y luego se estrechaban de nuevo los dos cuerpos y se enlazaban y los dientes ansiosos encontraban la carne y estallaban las luces en la pared del fondo. Y el cuerpo no quería perder el otro cuerpo. Y el tiempo aceleraba el corazón y se oía una música lejana y el silbido de un tren en la estación del Norte. Se amaban. Inventaban de nuevo la razón de existir. Sus bocas respiraban con el nuevo compás y sus manos yacían, ya agotadas, sobre el cuerpo infinito del amante, en la sombra. Fuera quedaba todo. La vida era el amor. Lo real era el cuarto, con sus sillas al fondo, un espejo, un viejo candelabro y un reloj que marcaba siempre la hora de llegar. Se amaban. Todo estaba muy claro. Sobre el mundo, por todo, se seguían amando.
JOAQUÍN MIRÓ
( España, 1935 )
SELECCIÓN DE POESÍA SENSUAL 6
Serenata (Para ti… Luna de mis silencios… Luna de mis tristezas).
Rayo de luna suave que llegas a mi estancia… Entre tus velos blancos mi Carne disolved! Este espíritu puro puede ser la fragancia del espíritu blanco de tu buena merced! Rayo de luna suave que llegas a mi estancia a ponerme de blanco «la tristeza de ser»… Ya que en tus albos tules soy como una fragancia ¡hazme como una nube que no pueda volver! Llévame entre los pliegues de tus rasos plateados! Tómame con tus manos que son flores de amor… Vedme como una novia con los velos rasgados y con los azahares deshojados en flor!… Rayo de luna suave que llegas a mi estancia… ¡Vedme como una novia que no habrá de ser más! Ya que en tus blancas gasas soy como una fragancia ¡hazme como una nube que no vuelva jamás!
OLGA ACEVEDO
( Chile, 1895 – 1970 )
Siesta de amor
Siesta de amor
Cuando siento en los trópicos que arde calor fecundo -ese hálito de horno que comienza en las horas del bochorno y se suaviza apenas en la tarde-
suelo evocar tu voluptuoso alarde y trazar en mis sueños tu contorno, que se exhibe ante mí sin que un adorno profanador tu desnudez resguarde.
La inclemencia del sol es siempre menos que tu propia inclemencia, amada mía, ya que duerme un volcán bajo tus senos;
y por eso, en mis siestas, tu hermosura es la más ardorosa fantasía de la imaginación de la Natura.
JOSÉ SANTOS CHOCANO
( Perú, 1875 – 1934 )
Soneto del divino amor
Soneto del divino amor
Amor es este que por ti me abrasa; amor es este que hacia ti me impele; amor es este que de amor se duele en amado dolor que nunca pasa.
Amor es este que se da sin tasa como nunca en la vida darse suele; amor que estoy temiendo que se vuele porque sin él, la muerte fuera escasa.
Amor, y extraño amor este amor mío, silencioso y profundo como un río profundo, silencioso y caudaloso.
Amor que nada pide y nada espera amor que es como un lago sin ribera bajo un cielo piadoso.
ALFREDO R. BUFANO
( Argentina, 1895 – 1950 )
Te quería, lo sé
Te quería, lo sé
Te quería, lo sé. Lo supe luego, cuando tu ausencia reposó mi sangre. Pero andaba la lepra del deseo tan aína en el labio que iba a decir -estrella-, y se trocaba en madrugada de coñac y sombra… Y ahora que vuelve el viento de las cinco a levantar castillos en mi frente, y las nubes de otoño arremolinan tu recuerdo en el cuenco de mi mano, necesito vestir mi voz de tarde con citas y alamedas de domingo, para decirte, amor, cómo te quise, cómo te quiero todavía, aunque sé que mi voz ha de perderse en el largo sahara de tu olvido…
JULIO MARISCAL MONTES
( España, 1922 – 1977 )
Todo en la amada
Todo en la amada
Allá: todo está allí, en esa orilla. Todo está en ti, mujer: todo en la amada. Sobre mi seco pozo de silencio espero la humedad de tu palabra,
lo mismo que la hiedra: brocal solo, lodo y cal solo hacia las nuevas aguas. Aquí todo está aquí, en esta orilla, hacia mi pozo lleno de nostalgias.
Todo está aquí. Todo está en ti, canción; eres canción, paisaje, tarde clara, mis hijos, versos míos, tierra madre… abre, llueve en mi pozo tu palabra.
Aquí, sobre mi pozo de silencio, donde mi seca voz amurallada, llueve, canción, mujer, llueve mi voz, llueve tu voz, tu hiedra en mi antesala.
ALFONSO ALBALÁ
( España, 1924 – 1974 )
MUJER
Tránsitos
¡Qué bien te siento bajar! ¡qué despacio vas entrando caliente, viva, en mi cuerpo, desde ti misma manando igual que una fuente, ardiendo!
Contigo por ti has llegado escondida bajo el viento, – desnuda en él -, y en mis párpados terminas, doble, tu vuelo. ¡Qué caliente estás! Tu brazo temblando arde ya en mi pecho.
Entera te has derramado por mis ojos. ya estás dentro de mi carne, bajo el árbol de mis pulsos, en su sombra bajo el sueño: ¡Entera dentro del sueño! ¡Qué certera en mi descanso dominas al fin tu reino!
… Pero yo me salvo, salto, libre fuera de mí, escapo por mi sangre, me liberto, y a ti filtrándome mágico, vuelvo a dejarte en el viento otra vez sola, buscando nueva prisión a tu cuerpo.
EMILIO PRADOS
( España, 1899 – 1962 )
MUJER
Tu cuerpo que deseo y que rechazo…
Tu cuerpo que deseo y que rechazo mi voluntad domina. Como el vino mi mente turba, excita y reconforta. Después, saciado, siento oscuramente vergüenza del placer así logrado. Mas al cabo de un tiempo, tu apetencia resurge en mí acuciante y desespero y te busco si no te hallo cercana. No eres joven ni hermosa, sin embargo. Pero he de conseguirte nuevamente. A ti, aunque se me ofrezcan las más bellas. Y no me importa entonces el orgullo, vileza, sumisión o servilismo. Embriagarme en tu cuerpo es lo que importa. Mi voluntad domina. Como el vino que la garganta exige, imprescindible, necesito obtener, poseer tu cuerpo: esta dosis que viaja hacia mí mismo.
JOSÉ MARÍA FONOLLOSA ( España, 1922 -1991 )
MUJER
Tú en el alto balcón de tu silencio…
Tú en el alto balcón de tu silencio, yo en la barca sin rumbo de mi daño, los dos perdidos por igual camino, tú esperando mi voz y yo esperando.
Esclavo tú del horizonte inútil, encadenada yo de mi pasado. Ni silueta de nave en tu pupila, ni brújula y timón para mis brazos.
En pie en el alto barandal marino tú aguardarías mi llegada en vano. yo habría de llegar sobre la espuma en el amanecer de un día blanco.
Pero el alto balcón de tu silencio olvidó la señal para mi barco. Y me perdí en la niebla de tu encuentro -como un pájaro ciego-, por los años.
JOSEFINA DE LA TORRE España, 1907 – 2002
MUJER
Tú me gustas total, entera y toda…
Tú me gustas total, entera y toda, no por el fuego de tu pelo húmedo, ni por tus senos de canela tibia, ni el pecado del ritmo de tu cadera.
Tú me gustas total, entera y toda, no por tu boca tan intacta al beso, ni por las llamaradas de tu carne que se te está calcinando entre las venas.
Tú me gustas total, entera y toda, no porque eres mía y no me perteneces, ni porque la envidia de los demás la siento como si se tratase de propia envidia.
Tú me gustas total, entera y toda, no porque me la pase junto a ti bebiéndome tu aliento, ni rumiando los pedazos de amor que tú me tiras.
Tú me gustas total, entera y toda, por ese olor a carne que tú tienes; olor de carne de mujer que es tuyo, porque nadie más huele así en la tierra.
Tú me gustas total entera y toda, porque ese olor es tuyo y lo encontré para mí.
CESAR DÍAZ MARTÍNEZ ( Venezuela )
MUJER
Un roce breve, fugitivo…
Un roce breve, fugitivo como el ala de una mariposa hizo arder el aire en un instante entre tu cuerpo y el mío.
El universo se ocultó a mis ojos y se encerró en un latido. Tus miradas se volvieron mares y sus olas mecieron mi destino.
Para siempre, un instante, que ninguna muerte extinguirá, mientras te ame.
CLARA DÍAZ PASCUAL ( España )
MUJER
Visión de las sirenas
Helas aquí. De plata y hermosura. Se desvanecen, aparecen huyen y la noche lunar las trae de nuevo. ¿Oyes su canto?… Complácete, no te apresures, goza en su contemplación su aparición. …………………………….. No volverás a contemplarlas nunca…
JESÚS HILARIO TUNDIDOR ( España, 1935 )
MUJER
Y tú amor mío…
Y tú amor mío, ¿agradeces conmigo las generosas ocasiones que la mar nos deparaba de estar juntos? ¿Tú te acuerdas, casi en el tacto, como yo, de la caricia intranquila entre dos maniobras, del temblor de tus pechos en la camisa abierta cara al viento?
Y de las tardes sosegadas, cuando la vela débil como un moribundo nos devolvía a casa muy despacio… Éramos como huéspedes de la libertad, tal vez demasiado hermosa.
El azul de la tarde, las húmedas violetas que oscurecían el aire se abrían y volvían a cerrarse tras nosotros como la puerta de una habitación por la que no nos hubiéramos atrevido a preguntar.
Y casi nos bastaba un ligero contacto, un distraído cogerte por los hombros y sentir tu cabeza abandonada, mientras alrededor se hacía triste y allá en tierra, en la penumbra parpadeaban las primeras luces.
CARLOS BARRAL ( España, 1928 – 1989 )
MUJER
Yo soy la amada…
Yo soy la amada, amante, soy la amada: voy andando las horas que separan mi cuerpo de tu cuerpo y restañando las frágiles heridas de huellas que volaron con tu nombre.
Yo soy la amada, amante, soy la amada: la que brotó salvaje entre tu trigo y lo tiñó de púrpura, la que sin darse cuenta iluminó de pronto tu paisaje, la que acudió a tu llanto y en su aljibe atesoró tus lágrimas.
Yo soy la amada, amante, soy la amada: la que en silencio mira. La que te espera. La que teje sus sueños con tu vida.
Abro la boca para encontrar la lista de sueños…
ROSARIO MURILLO
(Nicaragua, 1951)
POESÍA SENSUAL
Poema : Abismo LUIS ARRILLAGA (España, 1951)
ABISMO DE LUIS ARRILLAGA (España, 1951)
Es un temblor reptando por mis venas un susurro de notas que nos trajo el olvido te sueño con angustia despierta en cada calle y escucho tu canción con el miedo de todos los relojes me desespero al fin por esta muda sombra que envuelve la distancia caminas por el filo de las horas como boca gigante como engullendo el mundo que todavía me odia como odiando mis ojos que sólo ven los tuyos en el aire tiéndeme tu mirada rescátame del fondo sálame de esta mar enfurecida de esta horrible condena sólo quiero tu nombre doloroso guardar para tus manos este ramo de besos infinitos.
Abro la boca para encontrar la lista de sueños… ROSARIO MURILLO (Nicaragua, 1951)
Abro la boca para encontrar la lista de sueños…
Abro la boca para encontrar la lista de sueños que hemos dejado a punto de saltar del tintero. Cierro los ojos para soñar tus manos desde entonces desde que yo soñaba tus manos esperándolas al anochecer entre las palmeras y los vidrios rotos acunados a la par del corazón. Hace frío tiemblan las pestañas tu invierno saltan las madreperlas en vez de los sueños vuelven sobre el calendario que cuelga detrás de la puerta escribo yo este poema pensando en acomodar nuevamente sobre el pecho un sitio para la esperanza.
ROSARIO MURILLO (Nicaragua, 1951)
Al filo de la mañana
En una cama en penumbras, hay dos cuerpos tendidos. Respiran y libremente fluyen como el agua muy pura. Uno al otro se vuelven, y vagan remotos por sus propias llanuras. Sin relojes ni prisas, habitantes de sueños que no logran compartir, y ambos sienten su lejanía, y al sentirla se palpan con la mirada. Luego acuden las manos buscadoras, dos manos que en la cama forman algo distinto, algo que no les pertenece, y abre un espacio sin dueño, vivo organismo latiendo desprendido en un enlace efímero. Diez dedos como diez ojos quieren trazar un puente, por el que nadie pasa ni pasar puede. La luz del mundo duda todavía en comenzar, y sólo es cierto, y quizá real, el calor inseguro de sus cuerpos tendidos.
ANTÓN ARRUFAT (Cuba, 1935)
Albedrío
Albedrío
De los escombros elige el que te guste. Hay azules cielo despejado, para aquellos que sueñan paraísos, donde la luz no alcanza. Hay verdes, como el vientre del bosque, colmados de hojas y de alas. Los hay rojos, como la sangre que se vierte en cada guerra, en todo vino. De los escombros elige el que te guste. Hay variedad de grises olor a bruma. El negro escondido en algún rincón de la penumbra. El blanco páramo. El que inventa el calor de la canícula. Puedes llevar los colores del sol y de la flor, acaso el lila, el magenta, el rosa. Puedes llevar los colores de la luna y la semilla, los oscuros colores de la tierra. Puedes llevar el amarillo-dorado, como el alba o la tarde, como fruto maduro, como ese viento que danza en los trigales. De los escombros elige el que te guste. Sólo tú sabes el color de tu miseria.
LUIS HERNANDO GUERRA (Colombia)
Allí, rubio sofoco de la siesta
Allí, rubio sofoco de la siesta…
Allí, rubio sofoco de la siesta, allí, mujer y espiga, entre las mieses, allí fueron tus glorias y reveses y la amapola -el grito- de tu fiesta. Allí supiste todo lo que cuesta el dejarse vivir -sin que supieses que pagabas de más, aunque te dieses de menos- en el curso de una siesta. Una tarde de junio, como ésta… Si, desde allí, donde me aguardas, vieses de aquel sol tan en alto lo que resta… Ve, ve, desnuda y sola, en estos meses de estío, y no en la siesta, ve a la puesta de sol, a recordar entre las mieses.
JUAN JOSÉ DOMENCHINA (1898-1960)
Amante fiel
Amante fiel
Si fueras el pecado y su tragedia, quien aplica tortura o simplemente firma los papeles, si te fueras con otro o compartieras cama conmigo y otros hombres, si fueras de una secta, monjita de clausura o esclava del Diablo, si huyeras de mis ojos y arropases los tuyos con una causa injusta, si asesinases a tus padres o incluso a nuestros hijos, si mintieses en todo o fueses tan sincera que tu palabra hiriese como daga o venablo.
Si levantases cada minuto un falso testimonio sobre mí…
te seguiría amando.
LUIS FELIPE COMENDADOR (España, 1957)
Amor…
Amor…
Vuelves a mí como la luna de noviembre. Diamante en el color de naranja inmadura, inmerso en un azul de noche sin distancia.
Vuelves aleteando recuerdos, cenizas sepultadas en la profundidad de los volcanes. Poemario sofocado entre rabias y penas y cansancio.
Regresas entre líricos versos sin destino, con el aliento triste y resignado del que se sabe preso de otro aliento imprudente, prohibido, sin reclamos.
Yo me sé pasajera de tu barco sin rumbo. Tú te sabes huracán de mi calma y mi noche.
Te miraré en la luna, lima limón, inmadura naranja. Recoge tú la espuma de las olas nocturnas que hecha espuma, me esconderé en tus manos.
FANNY GARBINI TÉLLEZ ( Argentina )
Amor, amo tus claras mocedades
Amor, amo tus claras mocedades…
Amor, amo tus claras mocedades, amo, Amor, tu recinto, tu pie leve; amo tu amor amante, que conmueve el reino de las tiernas heredades.
Estoy amando el lirio que se atreve a juntar dos esbeltas soledades, al que ha sido, en la frente de la nieve, esposo de las albas suavidades.
Te estoy amando, Amor, con el anhelo de las torres que radian tus preguntas. Te estoy amando, mido tu consuelo,
apresuro la herida de tus puntas y bajo hasta las piedras de mi cielo para mirar, Amor, tus almas juntas.
ALFREDO CARDONA PEÑA (Costa Rica, 1917)
Ave del paraíso
Ave del paraíso
Sos como una perdiz empollando, todo el día en la cama; reina de la indolencia, cuidando todo el día que no se vaya el calor.
Sacerdotisa mía, panadera, dame esa hostia para ingresar al cuerpo de la bondad; andariega, zapato tibio para insultar y acariciar.
Perdiz que viene volando y aterriza y queda suspendida sobre mi corazón, como una escarapela, como una fiesta nacional. Sal y harina. Pereza, panadera.
FRANCISCO URONDO (Argentina, 1930 – 1976)
Canción de la voz florecida
Canción de la voz florecida
Yo sembraré mi voz en la carne del viento para que nazca un árbol de canciones; después me iré soñando músicas inaudibles por los ojos sin párpados del llanto.
Colgada sobre el cielo dolido de la tarde habrá una pena blanca, que no será la luna.
Será una fruta alta, recién amanecida, una fruta redonda de palabras sonoras, como un canto:
maravilla sonámbula de un árbol crecido de canciones, semilla estremecida en la carne florecida del viento: -mi voz.
FRANKLIN MIESES BURGOS (República Dominicana, 1907 – 1976)
Clausura de lujuria
Clausura de lujuria
El deseo procura archipiélagos vivos, desmesura radiante, verdor, sangre amazona.
Y sólo encuentra enjaulada furia. Muslos abandonados sin salario de espuma.
ANA EMILIA LAHITTE (Argentina)
Como una lenta piedra
Como una lenta piedra
La noche y sus lamentos El rumor sordo de su respiración No sé qué sangre fluye bajo el piso de la ciudad
Una imagen de mí como una lenta piedra llega de las finales marejadas del día de las horas quemadas por el sol Viene del horizonte De la línea dolida de la sombra De las cenizas recientes del pasado Del fondo de esta noche sin fronteras En estos días he visto tantas cosas de mí Me he aprendido en tu voz En el atrevimiento de tus manos En tu cuerpo arrojado al reposo después de la tormenta reflejándome oyéndome
Te recuerdo de pie frente al espejo tocada apenas por la luz Llenos de ti mis ojos Mis manos insaciables El húmedo cabello derramado en el lecho Tus hombros salpicados por la sombra La lengua de la luz en tus caderas blancas
Al fino talle prendo garras dulces Mis brazos de hacen alas y te envuelven Hundo sobre la alfombra cascos de minotauro Embisto Rasgo Aúllo Me despeño
Soy agua derramada sobre ti Soy la más tibia lengua El río más tierno Agua.
* * * * *
Ahora quiero gritar Contárselo a mi sombra A los geranios
Pero no Hay ojos que vigilan Cada ventana es una luz La luz construye sombras Oh amante Sangre mía
¿A quién descenderán sobre nosotros? Pero no Hay ojos que vigilan Cada ventana es una luz La luz construye sombras Oh amante Sangre mía ¿A quién decirlo ahora?
Piedras descenderán sobre nosotros
Pero habrá que decírselo al frío y a mis manos al perro y al silencio Porque de otra manera tanta felicidad me va a estallar adentro.
EFRAÍN BARTOLOMÉ ( México, 1950 )
Confesión
Confesión
Yo huelo a ti. Me persigue tu olor, me persigue y me posee. No es este olor un perfume sobrepuesto sobre ti, no es el aroma que llevas como una prenda más: Es tu olor más esencial, tu halo único. Y cuando ausente mi vacío te convoca, una ráfaga de ese aliento me llega del lugar más tierno de la noche. Yo huelo a ti y tu olor me impregna después de estar juntos en el lecho, y ese fino aroma me alimenta y ese aliento esencial me sustituye. Yo huelo a ti.
DARÍO JARAMILLO A. (Colombia, 1947)
Dame amor, dame olvido, dame tiempo
Dame amor, dame olvido, dame tiempo
Dame tu pelo, dame su ramo torrencial de jaspe vivo. dame tus ojos, dame sus ópalos en llamas que lastiman. Dame tus dientes, dame su brillo en el clavel y su dominio que contiene el embate de mi lengua.
Dame tu pecho, dame la copa deleitosa de miel tibia. Dame tu muslo de oro, el pubis de violetas y rocío. Dame tu boca, dame la oreja de hostia fina, tu garganta de pájaro celeste.
Dame tus hombros, dame la cadera caudal y la cintura, el árbol, la serpiente de tu espalda, tus piernas que se queman en el frío. Dame tus uñas, dame su filo de navaja y media luna en la secreta oscuridad del cielo.
Dame tus manos largas que saben anudar tanta delicia. Tu axila de sal dame, tus nalgas siempre vivas. Como el agua cantando, atardeciendo, como el aire de nieve y aleluya me sumiré en tu mar, hablará el fuego.
Dame el mar que te habita costa a costa y la niña fragancia de tus islas, la campana que tiembla en el crepúsculo, el sonido despierto, el que anochece. Dame luz y palabras y silencio. Dame tiempo y lugar, dame la nada, dame amor, dame olvido, dame muerte.
FERNANDO GONZÁLEZ-URÍZAR ( Chile, 1922 )
De repente
De repente
De repente se me hace extrañísimo tu nombre, tu nombre escrito en un pupitre, esas sílabas muertas clavadas a la madera entre rayas, palomas, una mosca, una estrella, un rostro, un martillo y una hoz. Tu nombre, tu nombre hoy tan extraño, alejado de ti, aquí, perdido. Sólo tengo tu nombre en una mesa en medio del silencio, solamente esos maragatos sin sentido y todo este espacio lleno de tu ausencia. Sólo tengo mi alma destrozada encima de esta mesa. Toco la fría madera: estás ausente. No quedan huellas de ti en estas letras suicidas, nada de la mano que las hizo bajo su corteza nada de ti me queda en esta mañana sin tiempo. Por qué, por qué ahora me es tu nombre tan extraño, por qué semeja sólo un espantajo tuerto, una máscara vacía colgada de la nada, una llanura sin dios. Por qué ya no te reconozco en tu nombre. Llegarás de repente y yo ya no tendré palabras para llamrte. Tú también sentirás que algo se está rompiendo.
PILAR PALLARÉS (España, 1857)
Desnudo
Desnudo
tus ojos, lentamente, entregan bruma o pájaros de encendido silencio.
El mar vibra en la sombra.
tu cuerpo lentamente se entreduerme y respira en el centro del bosque.
La sombra se hace blanca.
en el sueño perdida, desde los sueños surge tu más secreta forma.
MARIO HERNÁNDEZ ( España, 1945 )
Desnuda en la tienda
Desnuda en la tienda
No era coqueta Era fuerte. June Jordan
Necesito ropa, dijiste. Una blusa alegre, de color subido. Y fuimos a la tienda. La chica que nos llevó a los vestidores se llamaba Tula. Te queda rico, dijo, te queda de novela. Nos metimos las dos en esa caja, entrábamos apenas.
Como no había asientos ni percheros te ofrecí mis brazos.
Te sacaste el vestido, la campera, te sacaste la blusa, las hombreras, te sacaste el turbante, la remera, te sacaste el corpiño, la bolsita de mijo, te miraste al espejo y me miraste y yo vi tu pecho crudo, las costillas al aire, y después tu corazón como una piedra, fuerte y fatal como una piedra.
MARÍA TERESA ANDRUETTO (Argentina)
Échale a él la culpa
Échale a él la culpa
¡Brindo por la mujer! ¡Quién pudiera caer en sus brazos sin caer en sus manos! Ambrose Bierce
A José María Alvarez y Carmen Marí
Hoy te has ido de fiesta con amigas, y sin que tú lo sepas me regalas un tiempo de estar solo que ya empieza a ser raro en mi vida, un tiempo útil para intentar pensar en ti como si fueras lo que siempre debiste seguir siendo cuando pensaba en ti: aquella persona, en todo semejante a cualquier otra, que una noche lejana tuvo el gesto generoso y extraño de entregarme su amor. Pero el amor nos cambia, nos convierte en espías ridículos del otro, en implacables jueces que condenan sin pruebas y comparten sus estúpidas penas con el reo. El amor nos confunde y trata ahora de que vea en tu fiesta una traición.
Por huir de esa trampa me amenazo con los nombres que cuadran al que en ella se enreda: egoísta, ridículo, inseguro, celoso… y como un ejercicio de humildad pienso en ti divirtiéndote sola: te imagino bailando y mirando a otros hombres; al calor del alcohol confiesas a una amiga algunas cosas que te irritan de mí sin que yo lo sospeche, y por unos instantes saboreas una vida distinta que esta noche te tienta porque eres humana, aunque no me haga gracia.
Ahora caigo en la cuenta de que dudas como yo dudo a veces, y que también te aburres, y que incluso algún día habrás soñado follar como una loca con el tipo que anuncia la colonia de moda. Para calmarme un poco tras la última idea, yo me digo que el amor es un juego donde cuentan mucho más los faroles que las cartas, y procuro ponerme razonable, pensar que es más hermoso que me quieras porque existen las fiestas, y las dudas, y los cuerpos de anuncio de colonia.
Lo que quiero que sepas es que entiendo mejor de lo que piensas ciertas cosas, que soy tu semejante, que he pensado besarte cuando llegues a casa; y que es el amor -ese tipo grotesco y marrullero- el que va a hacerte daño con palabras absurdas de reproche cuando vuelvas, porque ya estás tardando, mala puta.
VICENTE GALLEGO (España, 1963)
El acorde
El acorde
Estás conmigo, amor, en esta cama que ya no estás: la asimetría, como un diamante multiplica la realidad: tu espacio trama ese vacío -mas entre las sábanas despojadas, la mente identifica signos, la cicatriz antigua de gestos, el olor de una gran playa de agosto. Aquí vibra conmigo la arena, el sol que no desciende a las lágrimas: ¿cuerpo al que la muerte aísla tras un muro sin sentido? estás conmigo, amor, no busco nada -el acorde de dos es una página.
LÁZARO SANTANA, ( España, 1940 )
El regalo
El regalo
Quisiera regalarte un pedazo de mi falda, hoy florecida como la primavera.
Un relámpago de color que detuviera tus ojos en mi talle -brazo de mar de olas inasibles-
la ebriedad de mis pies frutales con sus pasos sin tiempo.
La raíz de mi tobillo con su eterno verdor,
el testimonio de una mirada que te dejara en el espejo como arquetipo de lo eterno.
La voluble belleza de mi rostro, tan cerca de morir a cada instante a fuerza de vivir apresurada.
La sombra de mi errante cuerpo detenida en la propia esquina de tu casa.
Un abejeante sueño de mis pupilas cuando resbalan hasta tu frente.
La hermosura de mi cara en una doncellez de celajes.
La ribera de mi aniñada voz con tu sombra de increíble tamaño, y el ileso lenguaje que no maltrata la palabra.
Mi alborozo de niña que vive el desabrigo para que tú la cubras con la armadura de tu pecho.
O con la mano aérea del que va de viaje porque su sangre submarina jamás se detiene.
La fiebre de mis noches con duendes y fantasmas y la virginal lluvia del río más oculto.
Que a nivel del aire, de la tierra y el fuego, el vientre como abanico despliega.
La espalda donde bordas tus manos hinchadas de oleaje, de nubes y de dicha.
La pasión con que te desgarras en el lecho del mismo torrente inabarcable
como si el mismo corazón se te hiciera líquido y escapara de tu boca como un mar sediento.
El manojo de mis pies despiertos andando sobre el césped.
Como si trémulos esperaran la inexpresada cita donde sólo por el silencio quedaron las cadenas rotas.
Y en tus dedos apresado el apremio de la vida que en libertad dejó tu sangre,
aunque con su cascada, con su racha, los árboles del deshielo, algo de ti mismo destrozaran.
La cabellera que brota del aire en líquidas miniaturas irrompibles
para que tus manos indemnes hagan nido como en el sexo mismo de una rosa estremecida.
La entraña donde te sumerges como buscando estrellas o el sabor a polvo que hará fértiles nuestros huesos.
La boca que te muerde como si paladeara ríos de aromas;
o hincándote los dientes matizara la vida con la muerte.
El tálamo en que mides mi cintura en suave supervivencia intransitiva,
en viaje por la espuma difundido o por la sangre encendida humanizado
el mundo en que vivo estremecida de gestaciones inagotables.
El minuto que me unge de auroras o de iridiscencias indescriptibles.
Como si el ritmo de tu efluvio soberano salvaras el instante de miel inadvertida;
o dejaras en el mágico horizonte de luces apagadas el tiempo desmedido y remedido.
en que apresados quedaran los sentidos y al fin ya sin idioma, desnudos totalmente.
Como si ensayando el vuelo se quemaran las alas o por tener cicatrices se extenuaran los brazos.
La piel que me viste, me contiene y resuma, la que ata y desata mis ramajes.
La que te abre la blanca residencia de mi cuerpo y te entrega su más íntimo secreto.
Mi vena, llaga viva, casi quemadura, huella del fuego que me devora.
El nombre con que te llamo para que seas el bienvenido.
El rostro que nace con la aurora y se custodia de ángeles en la noche.
El pecho con que suspiro, el latido, el tic-tac entrañable que ilumina tu llegada.
La sábana que te envuelve en tus horas de vigilia y te deja cautivo en él duerme, sueño del amor.
Árbol de mi esqueleto hasta con sus mínimas bisagras.
El recinto sombrío de mis fémures extendidos.
La morada de mi cráneo, desgarrado lamento, pequeña molécula de carne jamás humillada.
El orgullo sostenido de mis huesos al que hasta con las uñas me aferro.
Mi canto perenne y obstinado que en morada de lucha y esperanza defiendo.
La intemporal casa que mi polvo amoroso te va ofreciendo.
El nivel del quebranto o la herida que conmigo pudo haber terminado.
El llanto que me ha lavado y que este pequeño cuerpo ha trascendido.
Poemas de mis libros EL PASO DEL TIEMPO. Incipit editores (2007). LA MUERTE SIEMPRE CONCLUYE SU TRABAJO (2008). LAS DIOSAS OCULTAN SU SEXO DETRÁS DE LA LUNA (2009) VIVENCIAS, MENTIRAS Y ALGÚN MATIZ UTÓPICO (AÑO 2009)
Hécate, Ars Poetica. Revista Internacional de Poesía, Cuento y Teoría de la Poesía -/- Εκάτη, Ars Poetica. Διεθνής Επιθεώρηση Ποίησης, Διηγήματος και Θεωρίας της Ποίησης
A site where to find various information and resources on evaluation, public policy and evaluating public policies. / Un portal donde encontrar información variada y recursos sobre evaluación, políticas públicas y evaluación de políticas públicas.
Altas Capacidades, Desarrollo del Talento, Destrezas de Pensamiento, Creatividad, Agrupamientos, Aprendizaje Multinivel y Personalización. Un enfoque práctico, riguroso y avalado por la investigación más reciente. ¡Apúntate a la Rebelión del Talento!
Pedalea tu vida es una metafora para no pararse, para seguir siempre adelante aunque a veces haya cuestas, luchar, luchar y luchar siempre...y en definitiva para esforzarnos en ser felices ;)
Leituras da prosa, poesia e teatro de David Haize (R. Roldan-Roldan). O site http://roldan.vilabol.uol.com.br deixou de existir. Seus textos serão movidos para este blog, veja ao fim do menu à direita.