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«Cuando muere la niebla» Novela minimalista del poeta, escritor y narrador oral Nilton Maa.
Escribe Fanny Wong Miñán*(Fanny Jem Wong)
El autor nos sorprende con su novela minimalista (Editorial Trotamundos, 2022) .»Cuando muere la niebla». Rompe con lo anteriormente publicado y nos permite conocer inesperados aspectos de su «yo escritor». La trama nos conduce hacia una realidad cruda, descarnada, precaria y violenta. Esa que sabemos que existe en los barrios pobres de muchas ciudades del mundo, pero que a veces no queremos ver: «Los pandilleros Los Verdugos, de la quinta zona de Collique, contra Los Rebeldes, del barrio de la tercera.
En siete capítulos, a través de premisas sencillas, el autor desentraña la vida de un grupo de jóvenes sumidos en el mundo del pandillaje, despertando en el lector un cúmulo de emociones de diversos colores y matices. Una especie de montaña rusa emocional a punto de precipitarse en la País de Nilton siguiente linea, impulsando nos a continuar la lectura. En su narrativa posee la fuerza, coherencia y flexibilidad apropiada para la trama que logra comunicar.
Nilton Maa logra así activar en el lector empatía y reflexión profunda sobre la temática social tratada en la novela. Nos enfrenta a una realidad en donde la violencia es una forma de existencia que consume hasta la muerte a quienes la eligen. Pero, por otro lado, nos lleva a pensar qué estamos haciendo el Estado y nosotros como sociedad para que esto no continué.
FANNY JEM WONG ,*Docente universitaria, poeta, promotora cultural y directora de Imagen de la Sociedad Literaria Amantes del País-Perú.
INTEGRACIÓN Y LA ASOCIACIÓN PERUANO CHINA
RESEÑA PUBLICADA EN LA REVISTA INTEGRACIÓN N °63 “CUANDO MUERE LA NIEBLA” DE NILTON MAA, POR FANNY JEM WONG. https://issuu.com/integracion/docs/g17649_revista_integracion_julio_2022-bajaCuando muere la niebla es una novela minimalista que va mucho más allá del tema de la violencia en sí. Es un planetoide en donde emergen las emociones más disimiles; nuestros protagonistas pasan del amor al odio en cuestión de segundos; de la sumisión a la traición e incluso de la admiración a la benevolencia. Es así como se cuenta esta historia de jóvenes pandilleros en la comunidad de Collique; una zona alejada que en cuestiones literarias no tendría nada que envidiarle a los grandes escenarios de la literatura nacional. La novela nos sumergirá en la muerte del protagonista desde las primeras páginas, metiéndonos en un juego literario que el autor Otras obras de Nilton Maa,“MIENTRAS MIS HOJAS CAEN DE NILTON MAA” Y “EL IMPERIO DE LAS SOMBRAS”
Las montañas se doblan ante tamaña pena Y el gigantesco río queda inerte. Pero fuertes cerrojos tiene la condena, Detrás de ellos sólo «mazmorras de la trena» Y una melancolía que es la muerte.
Para quién sopla la brisa ligera, Para quién es el deleite del ocaso – Nosotras no sabemos, las mismas por doquiera, Sólo oímos el odioso chirriar de llaves carceleras Y del soldado el pesado paso.
Nos levantamos como para la misa de madrugada, Caminábamos por la ciudad incierta, Para encontrar una a la otra, muerta, inanimada, Bajo el sol o la niebla del Neva más cerrada, Mas la esperanza a lo lejos canta cierta…
La sentencia… y las lágrimas brotan de repente, Ya de todo separada, Como arrancan la vida al corazón, dolorosamente, Como si hacia atrás la derribaran brutalmente, Pero marcha… vacila… aislada…
¿Dónde están ahora aquellas compañeras del azar, De mis años de infierno desnudo? ¿En la borrasca siberiana cuál es su soñar, Qué imaginan en el círculo lunar? A vosotras os envío mi adiós y mi saludo
Traducción de Jorge Bustamante García
El poetapor Anna Ajmátova
El poetapor Anna Ajmátova
Piensas que esto trabajo, esta vida despreocupada Escuchar a la música algo y decirlo tuyo como si nada. Y el ajeno scherzo juguetón meterlo en versos mañosos Jurar que el pobre corazón gime en campos luminosos. Y escucharle al bosque alguna cosa y a los pinos taciturnos ver Mientras la cortina brumosa de niebla se alza por doquier. Tomo lejos o a mi vera, sin sentir culpa a mi turno Un poco de la vida artera y el resto al silencio nocturno.
Traducción de Rafael Alberti
Estamos tan intoxicados uno del otro por Anna Ajmátova
Estamos tan intoxicados uno del otro por Anna Ajmátova
Estamos tan intoxicados uno del otro Que de improviso podríamos naufragar, Este paraíso incomparable Podría convertirse en terrible afección. Todo se ha aproximado al crimen Dios nos ha de perdonar A pesar de la paciencia infinita Los caminos prohibidos se han cruzado. Llevamos el paraíso como una cadena bendita Miramos en él, como en un aljibe insondable, Más profundo que los libros admirables Que surgen de pronto y lo contienen todo.
Traducción de Jorge Bustamante García
La musapor Anna Ajmátova
La musapor Anna Ajmátova
Cuando en la noche oscura espero su llegada, Se me antoja que todo pende de un hilo. ¿Qué valen los honores, la libertad incluso, cuando ella acude presta y toca el caramillo? Mira, ¡ahí viene! Ella se echa a un lado el velo Y se me queda mirando larga y fijamente. Yo digo: «¿Has sido tú la que le dictó a Dante las páginas sobre el infierno?» Y ella responde: «Yo soy aquella.»
Traducción de María Teresa León
Para muchospor Anna Ajmátova
Soy vuestra voz, calor de vuestro aliento, El reflejo de todos vuestros rostros, Es inútil el batir del ala inútil: Estaré con vosotros hasta el mismo final.
Y por eso me amáis ávidamente, Con todos mis pecados y flaquezas, Y por eso me entregasteis sin mirar Al mejor de todos vuestros hijos, Y por eso no me preguntasteis Por ese hijo ni una sola vez, Y llenásteis con el humo de alabanzas Mi casa ya vacía para siempre. Y dicen que más estrechamente ya no es posible unirse Y que más irreversiblemente ya no se puede amar… Como la sombra quiere separarse del cuerpo, Como la carne quiere separarse del alma, Así deseo yo que me olvidéis vosotros.
Abro la boca para encontrar la lista de sueños…
ROSARIO MURILLO
(Nicaragua, 1951)
POESÍA SENSUAL
Poema : Abismo LUIS ARRILLAGA (España, 1951)
ABISMO DE LUIS ARRILLAGA (España, 1951)
Es un temblor reptando por mis venas un susurro de notas que nos trajo el olvido te sueño con angustia despierta en cada calle y escucho tu canción con el miedo de todos los relojes me desespero al fin por esta muda sombra que envuelve la distancia caminas por el filo de las horas como boca gigante como engullendo el mundo que todavía me odia como odiando mis ojos que sólo ven los tuyos en el aire tiéndeme tu mirada rescátame del fondo sálame de esta mar enfurecida de esta horrible condena sólo quiero tu nombre doloroso guardar para tus manos este ramo de besos infinitos.
Abro la boca para encontrar la lista de sueños… ROSARIO MURILLO (Nicaragua, 1951)
Abro la boca para encontrar la lista de sueños…
Abro la boca para encontrar la lista de sueños que hemos dejado a punto de saltar del tintero. Cierro los ojos para soñar tus manos desde entonces desde que yo soñaba tus manos esperándolas al anochecer entre las palmeras y los vidrios rotos acunados a la par del corazón. Hace frío tiemblan las pestañas tu invierno saltan las madreperlas en vez de los sueños vuelven sobre el calendario que cuelga detrás de la puerta escribo yo este poema pensando en acomodar nuevamente sobre el pecho un sitio para la esperanza.
ROSARIO MURILLO (Nicaragua, 1951)
Al filo de la mañana
En una cama en penumbras, hay dos cuerpos tendidos. Respiran y libremente fluyen como el agua muy pura. Uno al otro se vuelven, y vagan remotos por sus propias llanuras. Sin relojes ni prisas, habitantes de sueños que no logran compartir, y ambos sienten su lejanía, y al sentirla se palpan con la mirada. Luego acuden las manos buscadoras, dos manos que en la cama forman algo distinto, algo que no les pertenece, y abre un espacio sin dueño, vivo organismo latiendo desprendido en un enlace efímero. Diez dedos como diez ojos quieren trazar un puente, por el que nadie pasa ni pasar puede. La luz del mundo duda todavía en comenzar, y sólo es cierto, y quizá real, el calor inseguro de sus cuerpos tendidos.
ANTÓN ARRUFAT (Cuba, 1935)
Albedrío
Albedrío
De los escombros elige el que te guste. Hay azules cielo despejado, para aquellos que sueñan paraísos, donde la luz no alcanza. Hay verdes, como el vientre del bosque, colmados de hojas y de alas. Los hay rojos, como la sangre que se vierte en cada guerra, en todo vino. De los escombros elige el que te guste. Hay variedad de grises olor a bruma. El negro escondido en algún rincón de la penumbra. El blanco páramo. El que inventa el calor de la canícula. Puedes llevar los colores del sol y de la flor, acaso el lila, el magenta, el rosa. Puedes llevar los colores de la luna y la semilla, los oscuros colores de la tierra. Puedes llevar el amarillo-dorado, como el alba o la tarde, como fruto maduro, como ese viento que danza en los trigales. De los escombros elige el que te guste. Sólo tú sabes el color de tu miseria.
LUIS HERNANDO GUERRA (Colombia)
Allí, rubio sofoco de la siesta
Allí, rubio sofoco de la siesta…
Allí, rubio sofoco de la siesta, allí, mujer y espiga, entre las mieses, allí fueron tus glorias y reveses y la amapola -el grito- de tu fiesta. Allí supiste todo lo que cuesta el dejarse vivir -sin que supieses que pagabas de más, aunque te dieses de menos- en el curso de una siesta. Una tarde de junio, como ésta… Si, desde allí, donde me aguardas, vieses de aquel sol tan en alto lo que resta… Ve, ve, desnuda y sola, en estos meses de estío, y no en la siesta, ve a la puesta de sol, a recordar entre las mieses.
JUAN JOSÉ DOMENCHINA (1898-1960)
Amante fiel
Amante fiel
Si fueras el pecado y su tragedia, quien aplica tortura o simplemente firma los papeles, si te fueras con otro o compartieras cama conmigo y otros hombres, si fueras de una secta, monjita de clausura o esclava del Diablo, si huyeras de mis ojos y arropases los tuyos con una causa injusta, si asesinases a tus padres o incluso a nuestros hijos, si mintieses en todo o fueses tan sincera que tu palabra hiriese como daga o venablo.
Si levantases cada minuto un falso testimonio sobre mí…
te seguiría amando.
LUIS FELIPE COMENDADOR (España, 1957)
Amor…
Amor…
Vuelves a mí como la luna de noviembre. Diamante en el color de naranja inmadura, inmerso en un azul de noche sin distancia.
Vuelves aleteando recuerdos, cenizas sepultadas en la profundidad de los volcanes. Poemario sofocado entre rabias y penas y cansancio.
Regresas entre líricos versos sin destino, con el aliento triste y resignado del que se sabe preso de otro aliento imprudente, prohibido, sin reclamos.
Yo me sé pasajera de tu barco sin rumbo. Tú te sabes huracán de mi calma y mi noche.
Te miraré en la luna, lima limón, inmadura naranja. Recoge tú la espuma de las olas nocturnas que hecha espuma, me esconderé en tus manos.
FANNY GARBINI TÉLLEZ ( Argentina )
Amor, amo tus claras mocedades
Amor, amo tus claras mocedades…
Amor, amo tus claras mocedades, amo, Amor, tu recinto, tu pie leve; amo tu amor amante, que conmueve el reino de las tiernas heredades.
Estoy amando el lirio que se atreve a juntar dos esbeltas soledades, al que ha sido, en la frente de la nieve, esposo de las albas suavidades.
Te estoy amando, Amor, con el anhelo de las torres que radian tus preguntas. Te estoy amando, mido tu consuelo,
apresuro la herida de tus puntas y bajo hasta las piedras de mi cielo para mirar, Amor, tus almas juntas.
ALFREDO CARDONA PEÑA (Costa Rica, 1917)
Ave del paraíso
Ave del paraíso
Sos como una perdiz empollando, todo el día en la cama; reina de la indolencia, cuidando todo el día que no se vaya el calor.
Sacerdotisa mía, panadera, dame esa hostia para ingresar al cuerpo de la bondad; andariega, zapato tibio para insultar y acariciar.
Perdiz que viene volando y aterriza y queda suspendida sobre mi corazón, como una escarapela, como una fiesta nacional. Sal y harina. Pereza, panadera.
FRANCISCO URONDO (Argentina, 1930 – 1976)
Canción de la voz florecida
Canción de la voz florecida
Yo sembraré mi voz en la carne del viento para que nazca un árbol de canciones; después me iré soñando músicas inaudibles por los ojos sin párpados del llanto.
Colgada sobre el cielo dolido de la tarde habrá una pena blanca, que no será la luna.
Será una fruta alta, recién amanecida, una fruta redonda de palabras sonoras, como un canto:
maravilla sonámbula de un árbol crecido de canciones, semilla estremecida en la carne florecida del viento: -mi voz.
FRANKLIN MIESES BURGOS (República Dominicana, 1907 – 1976)
Clausura de lujuria
Clausura de lujuria
El deseo procura archipiélagos vivos, desmesura radiante, verdor, sangre amazona.
Y sólo encuentra enjaulada furia. Muslos abandonados sin salario de espuma.
ANA EMILIA LAHITTE (Argentina)
Como una lenta piedra
Como una lenta piedra
La noche y sus lamentos El rumor sordo de su respiración No sé qué sangre fluye bajo el piso de la ciudad
Una imagen de mí como una lenta piedra llega de las finales marejadas del día de las horas quemadas por el sol Viene del horizonte De la línea dolida de la sombra De las cenizas recientes del pasado Del fondo de esta noche sin fronteras En estos días he visto tantas cosas de mí Me he aprendido en tu voz En el atrevimiento de tus manos En tu cuerpo arrojado al reposo después de la tormenta reflejándome oyéndome
Te recuerdo de pie frente al espejo tocada apenas por la luz Llenos de ti mis ojos Mis manos insaciables El húmedo cabello derramado en el lecho Tus hombros salpicados por la sombra La lengua de la luz en tus caderas blancas
Al fino talle prendo garras dulces Mis brazos de hacen alas y te envuelven Hundo sobre la alfombra cascos de minotauro Embisto Rasgo Aúllo Me despeño
Soy agua derramada sobre ti Soy la más tibia lengua El río más tierno Agua.
* * * * *
Ahora quiero gritar Contárselo a mi sombra A los geranios
Pero no Hay ojos que vigilan Cada ventana es una luz La luz construye sombras Oh amante Sangre mía
¿A quién descenderán sobre nosotros? Pero no Hay ojos que vigilan Cada ventana es una luz La luz construye sombras Oh amante Sangre mía ¿A quién decirlo ahora?
Piedras descenderán sobre nosotros
Pero habrá que decírselo al frío y a mis manos al perro y al silencio Porque de otra manera tanta felicidad me va a estallar adentro.
EFRAÍN BARTOLOMÉ ( México, 1950 )
Confesión
Confesión
Yo huelo a ti. Me persigue tu olor, me persigue y me posee. No es este olor un perfume sobrepuesto sobre ti, no es el aroma que llevas como una prenda más: Es tu olor más esencial, tu halo único. Y cuando ausente mi vacío te convoca, una ráfaga de ese aliento me llega del lugar más tierno de la noche. Yo huelo a ti y tu olor me impregna después de estar juntos en el lecho, y ese fino aroma me alimenta y ese aliento esencial me sustituye. Yo huelo a ti.
DARÍO JARAMILLO A. (Colombia, 1947)
Dame amor, dame olvido, dame tiempo
Dame amor, dame olvido, dame tiempo
Dame tu pelo, dame su ramo torrencial de jaspe vivo. dame tus ojos, dame sus ópalos en llamas que lastiman. Dame tus dientes, dame su brillo en el clavel y su dominio que contiene el embate de mi lengua.
Dame tu pecho, dame la copa deleitosa de miel tibia. Dame tu muslo de oro, el pubis de violetas y rocío. Dame tu boca, dame la oreja de hostia fina, tu garganta de pájaro celeste.
Dame tus hombros, dame la cadera caudal y la cintura, el árbol, la serpiente de tu espalda, tus piernas que se queman en el frío. Dame tus uñas, dame su filo de navaja y media luna en la secreta oscuridad del cielo.
Dame tus manos largas que saben anudar tanta delicia. Tu axila de sal dame, tus nalgas siempre vivas. Como el agua cantando, atardeciendo, como el aire de nieve y aleluya me sumiré en tu mar, hablará el fuego.
Dame el mar que te habita costa a costa y la niña fragancia de tus islas, la campana que tiembla en el crepúsculo, el sonido despierto, el que anochece. Dame luz y palabras y silencio. Dame tiempo y lugar, dame la nada, dame amor, dame olvido, dame muerte.
FERNANDO GONZÁLEZ-URÍZAR ( Chile, 1922 )
De repente
De repente
De repente se me hace extrañísimo tu nombre, tu nombre escrito en un pupitre, esas sílabas muertas clavadas a la madera entre rayas, palomas, una mosca, una estrella, un rostro, un martillo y una hoz. Tu nombre, tu nombre hoy tan extraño, alejado de ti, aquí, perdido. Sólo tengo tu nombre en una mesa en medio del silencio, solamente esos maragatos sin sentido y todo este espacio lleno de tu ausencia. Sólo tengo mi alma destrozada encima de esta mesa. Toco la fría madera: estás ausente. No quedan huellas de ti en estas letras suicidas, nada de la mano que las hizo bajo su corteza nada de ti me queda en esta mañana sin tiempo. Por qué, por qué ahora me es tu nombre tan extraño, por qué semeja sólo un espantajo tuerto, una máscara vacía colgada de la nada, una llanura sin dios. Por qué ya no te reconozco en tu nombre. Llegarás de repente y yo ya no tendré palabras para llamrte. Tú también sentirás que algo se está rompiendo.
PILAR PALLARÉS (España, 1857)
Desnudo
Desnudo
tus ojos, lentamente, entregan bruma o pájaros de encendido silencio.
El mar vibra en la sombra.
tu cuerpo lentamente se entreduerme y respira en el centro del bosque.
La sombra se hace blanca.
en el sueño perdida, desde los sueños surge tu más secreta forma.
MARIO HERNÁNDEZ ( España, 1945 )
Desnuda en la tienda
Desnuda en la tienda
No era coqueta Era fuerte. June Jordan
Necesito ropa, dijiste. Una blusa alegre, de color subido. Y fuimos a la tienda. La chica que nos llevó a los vestidores se llamaba Tula. Te queda rico, dijo, te queda de novela. Nos metimos las dos en esa caja, entrábamos apenas.
Como no había asientos ni percheros te ofrecí mis brazos.
Te sacaste el vestido, la campera, te sacaste la blusa, las hombreras, te sacaste el turbante, la remera, te sacaste el corpiño, la bolsita de mijo, te miraste al espejo y me miraste y yo vi tu pecho crudo, las costillas al aire, y después tu corazón como una piedra, fuerte y fatal como una piedra.
MARÍA TERESA ANDRUETTO (Argentina)
Échale a él la culpa
Échale a él la culpa
¡Brindo por la mujer! ¡Quién pudiera caer en sus brazos sin caer en sus manos! Ambrose Bierce
A José María Alvarez y Carmen Marí
Hoy te has ido de fiesta con amigas, y sin que tú lo sepas me regalas un tiempo de estar solo que ya empieza a ser raro en mi vida, un tiempo útil para intentar pensar en ti como si fueras lo que siempre debiste seguir siendo cuando pensaba en ti: aquella persona, en todo semejante a cualquier otra, que una noche lejana tuvo el gesto generoso y extraño de entregarme su amor. Pero el amor nos cambia, nos convierte en espías ridículos del otro, en implacables jueces que condenan sin pruebas y comparten sus estúpidas penas con el reo. El amor nos confunde y trata ahora de que vea en tu fiesta una traición.
Por huir de esa trampa me amenazo con los nombres que cuadran al que en ella se enreda: egoísta, ridículo, inseguro, celoso… y como un ejercicio de humildad pienso en ti divirtiéndote sola: te imagino bailando y mirando a otros hombres; al calor del alcohol confiesas a una amiga algunas cosas que te irritan de mí sin que yo lo sospeche, y por unos instantes saboreas una vida distinta que esta noche te tienta porque eres humana, aunque no me haga gracia.
Ahora caigo en la cuenta de que dudas como yo dudo a veces, y que también te aburres, y que incluso algún día habrás soñado follar como una loca con el tipo que anuncia la colonia de moda. Para calmarme un poco tras la última idea, yo me digo que el amor es un juego donde cuentan mucho más los faroles que las cartas, y procuro ponerme razonable, pensar que es más hermoso que me quieras porque existen las fiestas, y las dudas, y los cuerpos de anuncio de colonia.
Lo que quiero que sepas es que entiendo mejor de lo que piensas ciertas cosas, que soy tu semejante, que he pensado besarte cuando llegues a casa; y que es el amor -ese tipo grotesco y marrullero- el que va a hacerte daño con palabras absurdas de reproche cuando vuelvas, porque ya estás tardando, mala puta.
VICENTE GALLEGO (España, 1963)
El acorde
El acorde
Estás conmigo, amor, en esta cama que ya no estás: la asimetría, como un diamante multiplica la realidad: tu espacio trama ese vacío -mas entre las sábanas despojadas, la mente identifica signos, la cicatriz antigua de gestos, el olor de una gran playa de agosto. Aquí vibra conmigo la arena, el sol que no desciende a las lágrimas: ¿cuerpo al que la muerte aísla tras un muro sin sentido? estás conmigo, amor, no busco nada -el acorde de dos es una página.
LÁZARO SANTANA, ( España, 1940 )
El regalo
El regalo
Quisiera regalarte un pedazo de mi falda, hoy florecida como la primavera.
Un relámpago de color que detuviera tus ojos en mi talle -brazo de mar de olas inasibles-
la ebriedad de mis pies frutales con sus pasos sin tiempo.
La raíz de mi tobillo con su eterno verdor,
el testimonio de una mirada que te dejara en el espejo como arquetipo de lo eterno.
La voluble belleza de mi rostro, tan cerca de morir a cada instante a fuerza de vivir apresurada.
La sombra de mi errante cuerpo detenida en la propia esquina de tu casa.
Un abejeante sueño de mis pupilas cuando resbalan hasta tu frente.
La hermosura de mi cara en una doncellez de celajes.
La ribera de mi aniñada voz con tu sombra de increíble tamaño, y el ileso lenguaje que no maltrata la palabra.
Mi alborozo de niña que vive el desabrigo para que tú la cubras con la armadura de tu pecho.
O con la mano aérea del que va de viaje porque su sangre submarina jamás se detiene.
La fiebre de mis noches con duendes y fantasmas y la virginal lluvia del río más oculto.
Que a nivel del aire, de la tierra y el fuego, el vientre como abanico despliega.
La espalda donde bordas tus manos hinchadas de oleaje, de nubes y de dicha.
La pasión con que te desgarras en el lecho del mismo torrente inabarcable
como si el mismo corazón se te hiciera líquido y escapara de tu boca como un mar sediento.
El manojo de mis pies despiertos andando sobre el césped.
Como si trémulos esperaran la inexpresada cita donde sólo por el silencio quedaron las cadenas rotas.
Y en tus dedos apresado el apremio de la vida que en libertad dejó tu sangre,
aunque con su cascada, con su racha, los árboles del deshielo, algo de ti mismo destrozaran.
La cabellera que brota del aire en líquidas miniaturas irrompibles
para que tus manos indemnes hagan nido como en el sexo mismo de una rosa estremecida.
La entraña donde te sumerges como buscando estrellas o el sabor a polvo que hará fértiles nuestros huesos.
La boca que te muerde como si paladeara ríos de aromas;
o hincándote los dientes matizara la vida con la muerte.
El tálamo en que mides mi cintura en suave supervivencia intransitiva,
en viaje por la espuma difundido o por la sangre encendida humanizado
el mundo en que vivo estremecida de gestaciones inagotables.
El minuto que me unge de auroras o de iridiscencias indescriptibles.
Como si el ritmo de tu efluvio soberano salvaras el instante de miel inadvertida;
o dejaras en el mágico horizonte de luces apagadas el tiempo desmedido y remedido.
en que apresados quedaran los sentidos y al fin ya sin idioma, desnudos totalmente.
Como si ensayando el vuelo se quemaran las alas o por tener cicatrices se extenuaran los brazos.
La piel que me viste, me contiene y resuma, la que ata y desata mis ramajes.
La que te abre la blanca residencia de mi cuerpo y te entrega su más íntimo secreto.
Mi vena, llaga viva, casi quemadura, huella del fuego que me devora.
El nombre con que te llamo para que seas el bienvenido.
El rostro que nace con la aurora y se custodia de ángeles en la noche.
El pecho con que suspiro, el latido, el tic-tac entrañable que ilumina tu llegada.
La sábana que te envuelve en tus horas de vigilia y te deja cautivo en él duerme, sueño del amor.
Árbol de mi esqueleto hasta con sus mínimas bisagras.
El recinto sombrío de mis fémures extendidos.
La morada de mi cráneo, desgarrado lamento, pequeña molécula de carne jamás humillada.
El orgullo sostenido de mis huesos al que hasta con las uñas me aferro.
Mi canto perenne y obstinado que en morada de lucha y esperanza defiendo.
La intemporal casa que mi polvo amoroso te va ofreciendo.
El nivel del quebranto o la herida que conmigo pudo haber terminado.
El llanto que me ha lavado y que este pequeño cuerpo ha trascendido.
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“NO SOY AQUELLA QUE TU QUISIERAS QUE FUERA”Por BYRON ISACIO.
“Es una poesía mujer, escrita desde la sazón última de la palabra que llega, más allá de los símbolos a los orígenes de ellos, a los lugares impropios, a los centros donde nacen, viven y conjugan, con muertes y con vidas, con momentos de amparo y de otros abismos, la soledad y el amor que no sabemos si existe, si lo inventamos, si creemos en él o nos pronunciamos en contra. Todo eso es ser poeta y Cecilia lo es, lo es en la fuerza, lo es en la presencia de ese yo radical pero noble, en esa voz cuyos imanes corren por la sangre de los vivos. Ana María García
Es que es eso, en esencia, Cecilia Molina: una voz dulce pero imponente que defiende y revindica el valor de ser mujer. Actúa y convive en sociedad con un cierto temor, pero con una fuerza natural que le permite revelarse y lanzar su grito de desagrado a través de sus versos.
Su poesía, no desciende de Magda Portal, ni siquiera de Blanca Varela o María Emilia Cornejo (tres poetas peruanas que ejercieron una fuerte influencia en la poesía escrita por mujeres después de los 90). Cecilia Molina ha sabido abrirse un espacio propio en la literatura. No se ha detenido a cantar la rosa cantada por tantos otros, ni la lluvia que estalló en otros patios y otros caminos. Por el contrario, la poeta ha creado sus propios moldes y modelos en los cuales germinó y desarrollo su voz poética. Su obra surge de ella misma, con esa voz potente, dulce y a la vez irónica que conlleva a los lectores a buscar en la poesía ese equilibrio de valor humano que alimenta y ensancha la existencia del hombre sobre la tierra.
Para dar fe de lo que acabo de decir, citaremos los siguientes versos, en donde la poeta nos deja entender con precisión su postura como mujer frente a una sociedad aberrante, machista y monstruosa, que es la forma como la concibe desde el yo poético, Cecilia Molina. Y nos dice:
“No soy aquella que tu quisieras que fuera…
No soy aquella que tu quisieras que fuera… CECILIA MOLINA
Esa es Cecilia Molina, una voz femenina y una mujer rebelde que sabe decir no, no quiero, no me da la gana de ser lo que tú (la sociedad o el sistema que mueve el mundo) quieren que sea. Eso es el grado más alto de rebeldía o revolucionario que puede alcanzar una persona; y Cecilia Molina lo es, en su voz, en su fuerza, en su virtud, en su obra y su vida.
Líneas más abajo, en el mismo poema, nos dice:
Soy el recuento de tantas voces…”
Soy el recuento de tantas voces…” CECILIA MOLINA
Si bien es cierto y con razón suficiente hemos dicho que…, la poesía de Cecilia Molina nace y germina de Cecilia Molina. Pero en el acto de escribir y el yo poético, la poeta se disgrega en tantas otras voces que sienten la misma necesidad de expresarse y ser escuchadas. Dicho de otro modo: La voz del poeta, en este caso, de la poeta Cecilia Molina, es el conducto o medio a través del cual, se deja escuchar la voz de una sociedad o sector determinado. Y eso hace que el lector sienta esa presencia viva, ese cálido latido de aliento, o se descubra así mismo en los versos de la poeta.
Ya lo dijo Miguel Hernández, en una carta, bellísima pieza literaria, dirigida a su amigo y maestro, Vicente Aleixandre…
“Los poetas somos viento del pueblo; nacemos para pasar soplados a través de sus poros y conducir sus ojos y sus sentimientos hacia las cumbres más hermosas (…) El pueblo espera a los poetas con la oreja y el alma tendidas al pie de cada siglo”
En ese mismo paradigma podríamos decir que, la tarea de un poeta o principio fundamental de todo creador…, es defender la vida. Hacer posible el amor entre los seres vivos sobre la tierra. Humanizar la sociedad, al menos, intentar mejorar el mundo, ese pedacito de tierra o medio en el que uno vive y es parte. Cecilia Molina lo entiende de esa manera. Habla de amor, pero no de ese amor cursi, inútil y romanticoide que compara a la mujer con una estrella o una rosa. Cecilia nos habla del amor, pero de un amor muchísimo más profundo en la extensión máxima de la palabra. Ese amor -social humanista- que no solo une a las parejas de enamorados, sino que es el cordón umbilical que conecta al hombre con la sociedad, con un cierto temor o precaución, pero que lo hace interactuar y moverse de una manera más razonable y justa.
En otro de sus poemas, Cecilia nos dice:
Un día, fuimos huevo de inocencia… Éramos peces de un solo mar… Ahora caminamos sobre la tierra, bípedos Voraces devoradores, pensantes Calculadas las horas. Muertos
Un día, fuimos huevo de inocencia… Éramos peces de un solo mar… Ahora caminamos sobre la tierra, bípedos Voraces devoradores, pensantes Calculadas las horas. Muertos . CECILIA MOLINA
Estos versos muestran claramente el desarraigo y desencanto de la poeta sobre la humanidad. Alinea su pensamiento al enfoque filosófico de Jacques Rousseau quien dijo que: «El hombre nace bueno, la sociedad es quien lo corrompe» Pero, la poeta Cecilia Molina agrega además, al pensamiento de Rousseau, algo de igual envergadura e importancia y dice:
“Fuimos huevo de inocencia / Éramos peces de un solo mar…”
Más allá de la belleza del arte y el tratamiento la palabra, estos versos nos dan a entender que, para Cecilia Molina: el hombre nace libre, libre de toda conjetura prejuiciosa que daña y divide a la sociedad en clases, religiones, costumbres…, o cualquier tipo de señalamiento bastardo que se ha utilizado, irresponsablemente, para diferencia a un sector de otro. “Ahora caminamos sobre la tierra, bípedos / Voraces devoradores…” quizás estos versos sean la radiografía perfecta del hombre actual. Y Cecilia Molina lo dice, de una manera magistral y hermosa que no nos queda a sus lectores, nada más sino leer sus versos y detenerse a pensar en las generaciones que están en camino y la miserable herencia que recibirán de nosotros, que no sabemos vivir en sociedad y no entendemos el verdadero valor de la vida y el mundo que nos rodea.
A pesar que, para algunos falsos críticos y malos lectores, los versos que hemos citado pueden parecer decadentes y hasta transitorios en el tiempo; y bien puede ser entendido, en cierta medida por la escases de lectura y la falta de análisis. Pero la poeta Cecilia Molina, a través de sus versos, no ha hecho sino enfrentarse a este flagelo decadentista. Su arte “no es un espejo para reflejar la realidad, sino un martillo para darle forma”, como afirmaría alguna vez Bertolt Brecht, en su definición sobre el arte.
Cabe decir: La esencia o la luz de la poesía de Cecilia Molina, es un arte femenino: “Una mujer está –siempre más allá de la mitad de la nada”, nos dice uno de sus versos en la que enaltece y revindica a la mujer, ubicándola en el -tiempo y el espacio- como un ser superior que está siempre más allá del todo. Porque, la “nada”, significa para la poeta, el punto de partida del “todo” y el todo, es la forma como ve Cecilia Molina el mundo, disgregando desde la cumbre más alta a su partícula más diminuta.
“Una mujer está –siempre más allá de la mitad de la nada” Cecilia Molina
Entonces, toda la obra de la poeta Cecilia Molina es un arte netamente comprometido con las causas nobles. A menudo, muestra su preocupación por la vida y el devenir del hombre.
Gracias a su imaginación nos permite soñar, amar, vivir y también despertar nuestra conciencia y revelarnos ante cualquier grupúsculo o adversidad que nos corroe.
Lima, Marzo de 2019. Byron Isacio.
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DATOS SOBRE CECILIA MOLINA:
CECILIA MOLINA, es una destacada poeta peruana nacida en Lima (1962), y fallecida el 22 de noviembre del presente año, 2018. Estudió Derecho y Ciencias Políticas en la Universidad Nacional Mayor de San Marcos.
Estudio Promoción cultural en el Instituto Nacional de Cultura.
Estudios Libres en la especialidad de Artes Liberales en la Universidad de Fullerton (USA).
Cinematografía en el Taller de Armando Robles Godoy.
Descendiente del “Patriarca de las letras tacneñas”, Modesto Molina Paniagua, y de la poeta Bertha Molina más conocida como Ruth, quien fue el amor platónico de José Carlos Mariátegui.
Miembro de la Sociedad Literaria Amantes del País y de CONSUART.
Dirigió la revista de creación: “Zoopoesía”.
Fue coordinadora general de la revista peruana de literatura “Palabra en Libertad”.
Poemas de mis libros EL PASO DEL TIEMPO. Incipit editores (2007). LA MUERTE SIEMPRE CONCLUYE SU TRABAJO (2008). LAS DIOSAS OCULTAN SU SEXO DETRÁS DE LA LUNA (2009) VIVENCIAS, MENTIRAS Y ALGÚN MATIZ UTÓPICO (AÑO 2009)
Hécate, Ars Poetica. Revista Internacional de Poesía, Cuento y Teoría de la Poesía -/- Εκάτη, Ars Poetica. Διεθνής Επιθεώρηση Ποίησης, Διηγήματος και Θεωρίας της Ποίησης
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